domingo, 28 de octubre de 2012

CATEQUESIS SOBRE EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA.


EUCARISTÍA FUENTE Y CULMEN DE NUESTRA FE.                                                                

Queridos hermanos: hoy la Liturgia nos propone un ambiente Eucarístico que nos lleva a reflexionar sobre el sentido que tiene para nosotros la fuente y clima de toda  vida cristiana que es la Eucaristía. Esta sublime  celebración evoca varios aspectos:
Eucaristía porque es acción de gracias, banquete del Señor porque es el memorial de aquello que  nos narra el evangelio de San mateoen el capítulo 26 “Tomad comed éste es mi Cuerpo…” Fracción del pan por el sentido del rito judío; asamblea porque es  la expresión de la comunión de la Iglesia; y así otra infinidad de nombres y aspectos que recibe. Básicamente es el Misterio de nuestra fe. En primer lugar porque la presencia real de Cristo, es el misterio del don de Dios ya que las substancias del Pan y del vino en la consagración son transformadas “transubstanciadas” en el Cuerpo y Sangre de Jesús conservando su apariencia sólo para expresar la realidad del alimento que se nos es dado de acuerdo con las palabras de Jesús Mi carne es verdadera comida y mi Sangre verdadera bebida.
Decía Santa Catalina de siena a su confesor:
-         Padre, tengo hambre; por el amor de Dios dele a esta alma su alimento, su Señor en la Eucaristía.
Y en  sus escritos confidenciales decía también la santa:
-         “Cuando no puedo recibir a mi Señor, voy a la Iglesia y ahí volteo a verlo, lo veo de nuevo y esto me satisface”
Esto queridos hermanos es para expresar la realidad que lleva intrínseca el sagrado misterio de la Eucaristía tanto así que nos invita a convertirnos en otros Cristos; el sentido comunitario de la Asamblea Eucarística es tan grande que nos pone en comunión con toda la Iglesia porque estoy recibiendo a Cristo que se me da como alimento para que yo de igual forma con la fuerza de su gracia de testimonio que verdaderamente he recibido al Señor de cielo y tierra.
Se entiende pues  que Jesús en su Divinidad se ha quedado bajo estas especies; telón que da pie para expresar lo que el Evangelista San Juan  nos propone en el día de hoy: “El pan que yo les daré es mi carne para la vida del mundo”. Aquí el escritor sagrado cambia la palabra Cuerpo por Carne, para designar al hombre en su condición de mortalidad es decir Cristo se entrega, se da en toda su humanidad y divinidad; pues realmente es el Señor quién habita en la Hostia consagrada. Queridos hermanos reconociendo esta fe que profesamos podemos entonces decir con plena seguridad que la Eucaristía sostiene y transforma toda la vida cotidiana, que es el alimento del peregrino, que es el Pan de vida eterna.
Dejemos de lado la mezquindad y la arrogancia, no seamos espectadores del Sacrificio eucarístico, mas bien acerquemos a  Aquel que no escatimó rebajarse solo para quedarse con nosotros en el sagrario bajo la apariencia del pan, vivamos el misterio que se preparó desde antiguo y celebremos todos juntos la Santa Misa: fuente y culmen de nuestra fe.
Finalmente es pertinente mencionar a la Eucaristía como la oratio sobre la cual nos habla desde un sentido patrístico el Cardenal Ratzinger cuando nos dice: los Padres de la Iglesia designaron a la Eucaristía, según su esencia como oración hecha Palabra. Esta palabra se hizo verdadero lugar del culto cristianopara los círculos espirituales de la antigüedad  que buscaban el camino del hombre  y deseaban encontrarse con Dios. El hecho de que los padres de la Iglesia designen a la eucaristía como oración  es decir sacrificio hecho palabra, indica que en su mente hay algo más de lo que podría dar de sí la idea griega del logos. Quedaba con ello abierta, la misma cuestión que se había ido esbozando en la teología veterotestamentaria referida a la Oración y el sacrificioy en cierta manera desarrollada la idea del culto en el salmo 50 cuando dice el salmista “los Sacrificios no te satisfacen, y más adelante nos presentará el sacrificio agradable a Dios cuando dice el sacrificio que agrada a Dios es un espíritu quebrantado…
Pues entonces queda preguntarnos si para nosotros el rito es verdaderamente oratio en nuestra vida, de lo contrario serán holocaustos que no satisfacen al Señor será dar el corazón a lo  que no queremos y tristemente será celebrar lo que no vivimos. Por esto abramos nuestro corazón a la acción de Dios y en esta Eucaristía pidámosle que como dice el libro del apocalipsis: “suba al cielo, guiado por los ángeles el humo aromático que representa las oraciones de los fieles” (Ap. 8,4).

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